viernes, 26 de febrero de 2010

DIRECCIÓN GENERAL DE ESCUELAS

Presentación e Historia.



Esta Dirección tiene la misión de elaborar y difundir las líneas de planeamiento de corto, mediano y largo plazo para temas focalizados y para el sistema de la Provincia en su conjunto.

Además, entre las tareas que desarrolla, se encarga de relevar y analizar información estadística básica; coordinar y sistematizar información georreferenciada; desarrollar proyectos de investigación en temas estratégicos; evaluar aprendizajes; elaborar propuestas de mejora; resguardar información y documentación y poner todo esto a disposición de autoridades, docentes y usuarios.











Historia
Los inicios

El planeamiento educativo se instala como una función de la gestión educativa hacia fines de la década de 1950.

En varios países de América se impulsó la actividad del planeamiento estatal en la década del 50, luego de la segunda guerra mundial. La carrera por el desarrollo tecnológico y económico requería que los estados nacionales planificaran su intervención en las distintas áreas de la actividad social, como un modo de potenciar los factores que incidían en dichos desarrollos. Más allá de este contexto inicial, el planeamiento se convirtió en una capacidad estatal indelegable en todas las áreas de su intervención, de manera que en la actualidad, es difícil concebir la existencia de un Estado que no asuma la función del planeamiento.

En la Argentina, los Planes Quinquenales de los gobiernos del General Perón y luego la creación del Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE) a comienzos de la década de 1960, marcaron el inicio sistemático de las tareas de planeamiento estatal. El planeamiento era concebido como una función tan específica y especializada que se concentraba en un área independiente de cada ministerio.

El CONADE mantuvo fuertes atribuciones en cuanto al planeamiento de todas las áreas de intervención estatal (trabajo, salud, educación, políticas previsionales, etc.) hasta comienzos de la década de 1970. En este momento, la actividad de planeamiento fue absorbida por cada ministerio. Así, el Ministerio de Educación nacional incorporó el planeamiento como una función propia, junto con el gobierno cotidiano de los servicios educativos. Estas capacidades estatales tuvieron su reflejo en algunas provincias cuyos sistemas educativos contaban con una larga trayectoria.

La introducción en la Argentina del planeamiento educativo estuvo fuertemente asociada a las corrientes economicistas que sostenían la teoría del capital humano. Esta teoría concebía a la educación como una inversión productiva y postulaba la necesidad de un crecimiento planificado de acuerdo con metas y objetivos de los planes globales de desarrollo.

Asignaba a la educación una tarea básica de formar recursos humanos para desenvolverse en la transición de una sociedad tradicional a una sociedad moderna.

Los trabajos del CONADE sobre educación se apoyaban fuertemente en este enfoque de la teoría del capital humano. Consideraban que la planificación del sector educativo era una condición para el desarrollo económico, junto con la disponibilidad de factores tecnológicos y recursos energéticos.

La primera mitad de los 70
Esta concepción fue complejizada cuando hacia comienzos de la década de 1970 se formulan fuertes críticas a la estructura administrativa del Estado. En ese momento, comenzó a considerarse el planeamiento no como una actividad especializada de un área del Estado, sino como una actividad que debía formar parte de las funciones corrientes de la totalidad de los agentes estatales.

En 1972/1973, se incorporan al Ministerio de Educación nacional una serie de organismos que asumen la función de planificación. Como resultado de estos cambios estructurales, se formula en 1974 un Plan Trienal, que se proponía descentralizar para aliviar la concentración del aparato burocrático en el orden nacional. En rigor, el plan formulado preveía una desconcentración de las actividades administrativas desde el orden nacional hacia las provincias, que no se operacionalizó en acciones concretas.

La dictadura
Durante la última dictadura militar, las capacidades de planeamiento construidas desde la década de 1960 fueron fuertemente minadas, tanto por la persecución de investigadores, académicos y especialistas (muchos de los cuales debieron exiliarse), como por la desinversión en las áreas de investigación, estadística, currículum, etc.

El Ministerio de Planeamiento sostenido por el Proceso se encargó fundamentalmente de tareas de propaganda, y no desempeñó ninguna de las funciones clásicas del planeamiento. Durante la dictadura, se interrumpieron las series estadísticas y el proceso de transferencia de servicios educativos de 1978 no fue seguido con relevamientos de información sobre matrícula, planteles docentes, etc.

La recuperación democrática
La década de 1980 estuvo marcada por intentos trabajosos por recuperar esas capacidades estatales. Desde el punto de vista de la estadística educativa, no se logró una recuperación plena de la actividad estatal. Los diagnósticos que se impusieron hacia el final de la década (sobre todo tras el Congreso Pedagógico) acerca del "vaciamiento de contenidos" hablaban, más en general, de este empobrecimiento del debate en una de las funciones sensibles del planeamiento que consistía en la formulación del currículum.

Estos debates se reconstruyeron y se continuaron en el campo académico, de manera dispar en distintas universidades y centros de investigación, y se reintrodujeron en el ámbito de la gestión educativa en el contexto de la reforma de 1993.

La transferencia de servicios educativos nacionales a las provincias de 1992, terminó por "especializar" las funciones de gestión y de planeamiento en el nivel nacional. Un "Ministerio sin escuelas" encontraba su sentido en el ejercicio de las funciones de planeamiento (estadística, evaluación, capacitación, etc.)

El contexto de transferencia y reforma, que las provincias debieron gestionar, exigió al límite las capacidades de planeamiento de los ministerios provinciales.

En ese marco, se impuso una modalidad del diseño e implementación de políticas que fueron los "programas". La estructura de programas (con gestión, evaluación y recursos propios) se fundamentaba en una suerte de desconfianza de quienes diseñaban las políticas hacia quienes debían implementarlas (v.g. las gestiones provinciales, las direcciones de niveles educativos, las ramas, los inspectores, etc.)

La provincia de Buenos Aires definió ya en la ley provincial de 1994 (artículo 45) una función de planeamiento en el ámbito de la Dirección General de Escuelas. Esta función era definida, más allá del planeamiento de las políticas educativas, como la previsión de la expansión racional del sistema. Es decir, el planeamiento era entendido en clave del establecimiento de prioridades para la creación de escuelas, la dotación de recursos, etc.

La provincia de Buenos Aires en los últimos años
En los últimos años, la revisión de las consecuencias de la reforma educativa de los noventa, y la reformulación del marco legal, implicaron un nuevo contexto para el ejercicio de la función de planeamiento.

Por otra parte, la necesidad de aportar soluciones y gobierno educativo a nivel regional hizo que la provincia de Buenos Aires (como varias provincias argentinas) adoptara una estructura de gestión con niveles regionales de gestión educativa, introduciendo nuevas condiciones para el diseño, implementación, ejecución y evaluación de las políticas. La noción que orientó esta reestructuración fue la de que acercar las decisiones al nivel regional iba a permitir hacer más ágiles y adecuadas las respuestas a las demandas y los problemas de las escuelas.

En la Ley de Educación Provincial sancionada en 2005, la definición del planeamiento adquiere una mayor complejidad. En sus artículos 104 a 107, incluye entre los temas referidos al planeamiento, no solo aquellos que suponen la producción de diagnósticos, sino también el planeamiento estratégico, prospectivo, la producción de contenidos y materiales educativos, el análisis de información estadística, bibliográfica y normativa, la investigación, la comunicación, la sistematización de alternativas y la experimentación pedagógica

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