domingo, 27 de noviembre de 2011

Luis Althusser

Birmandreis, 1918 - París, 1990) Filósofo francés. Está considerado, junto con Lévy-Strauss y Lacan, uno de los representantes más destacados del estructuralismo francés en lo que se refiere al análisis de las ciencias humanas, aunque siempre negó estar vinculado a dicha corriente. Marxista convencido, se propuso hacer una lectura fiel de Karl Marx a partir de la sistemática estructural, y hacer una clara distinción entre el "primer" Marx y el "último" Marx.

Miembro de una familia de colonos franceses asentados en Argelia, cursó estudios de primaria en Argel, y después marchó a Francia para continuar los de secundaria en Marsella y Lyon. Se licenció en Filosofía y Letras en la prestigiosa École Normale Supérieure de París. El estallido de la Segunda Guerra Mundial supuso un parón importante en su evolución intelectual, puesto que padeció cinco largos años de cautiverio en Alemania prisionero de los nazis por ser un miembro destacado de la Resistencia francesa. Una vez finalizado el conflicto, Althusser se afilió al Partido Comunista Francés (PCF) e ingresó, en 1948, en la École Normale Supérieure como profesor titular de Filosofía.

Situado siempre fuera de la disciplina ideológica marcada por el partido, Althusser comenzó a publicar una serie de trabajos en los que proponía una renovación radical de la teoría marxista. Su primera obra, que empezó a aportarle fama de heterodoxo dentro del mundo intelectual del marxismo, fue Montesquieu, la política y la historia, de 1950. Quince años más tarde, en 1965, vio la luz la que posiblemente sea su obra más polémica e importante, Por Marx, una recopilación de ensayos publicados entre 1960 y 1964 en varias revistas del género, en su mayor parte en La Pensée.

En dicho libro, Althusser no escatima críticas ni dureza a la hora de acusar al PCF de insuficiencia teórica, así como de una serie de errores ideológicos. Althusser propuso en la obra una necesaria reelaboración de la filosofía marxista, teniendo en cuenta que para ello no bastaba con atenerse a la letra de las obras clásicas del marxismo. Sostenía que las obras juveniles de Marx, influidas por el pensamiento de Hegel y Feuerbach, no son en sí mismas plenamente "marxistas". Para demostrarlo, Althusser no tuvo inconveniente alguno en apoyarse en escritos de autores no marxistas, tales como Freud, Lacan, Bachelard y Lévi-Strauss.

En esta nueva interpretación de Marx, Althusser no se ciñó solamente a problemas filosóficos, sino que ahondó también en cuestiones puramente políticas, tal como hizo al atacar a la clase dirigente del PCF, con su secretario general Roger Garaudy como blanco continuo de sus diatribas, al que acusó públicamente de buscar el apoyo teórico en las obras juveniles de Marx para establecer un diálogo con ciertos sectores intelectuales del catolicismo y protestantismo francés. Como es lógico, las ideas aportadas por Althusser encontraron fuertes censuras en el seno del PCF, aunque también contó con una legión de admiradores y defensores, sobre todo dentro de los ámbitos universitarios franceses, a cuyos jóvenes Althusser no dejó de animar para que manifestaran su repulsa contra la dirección ejecutiva del PCF.
Con la obra colectiva Para leer "El Capital" (Lire le Capital, 1965), escrita en colaboración con Balibar, Rancière y Macheray, se convirtió en el portavoz de una particular "lectura" del pensamiento de Marx, claramente antihistoricista o antihumanista y que tiende a mostrar que el análisis de El Capital, cuando se realiza a través de un modelo de tipo estructural que ve en el modo de producción capitalista un sistema totalizador de relaciones, es científico. De este modo se involucraba, desde un tono polémico, en el debate del marxismo occidental contemporáneo, reivindicando la prioridad de las obras maduras de Marx sobre sus escritos juveniles, a su juicio todavía escasamente científico y poco consciente del método estructural, y oponiéndose a una amplia corriente del pensamiento que basaba su interpretación precisamente en sus obras juveniles.

A partir de esta obra, su línea de investigación filosófica siguió orientada hacia la demostración de que la producción marxista era superadora del humanismo, asumiendo la dimensión de una auténtica "teoría científica" que abarcaba todas las facetas del devenir. En esa tendencia se inscribieron sus últimas producciones de peso: Lenin y la filosofía (1969), Respuesta a John Lewis (1973) y Elementos de autocrítica (1974). En Elementos de autocrítica pone en cuestión su anterior teoricismo, aproximándose a la temática de Gramsci, y revalorizando, como ya se advierte en Respuesta a John Lewis, la noción de práctica política. Aunque él mismo se había erigido en el principal crítico de las tendencias economicistas, humanistas y eurocomunistas que afloraban en el ámbito del comunismo internacional de aquellos momentos, en todas estas obras se puede advertir una total identificación con el leninismo más radical, lo que le creó serias dificultades con la ortodoxia estalinista imperante dentro del PCF.

Su radicalismo impregnó a gran parte de las juventudes revolucionarias de la década de 1960, bastante críticas con los revisionismos e incluso con las teorías que abogaban por la coexistencia pacífica entre el capitalismo y el comunismo. Uno de los discípulos suyos más aventajados fue el estudiante universitario camboyano Saloth Sar, tristemente conocido después, a partir de 1973, con el nombre de Pol Pot, primer ministro de su país entre los años 1976 y 1979, y promotor de brutales cambios sociales que causaron la muerte de centenares de miles de personas en la llamada Revolución de los Jemeres Rojos. El cambio en la dinámica de las relaciones internacionales en el último tercio de la década de 1970 y la progresiva disminución de las tensiones generadas por la Guerra Fría desde el final de la Segunda Guerra Mundial condicionó considerablemente la influencia de Althusser en los medios universitarios. En su última obra, Lo que no puede durar en el PCF (1978), Althusser trató la grave crisis de identidad que padecía el partido, junto con el PCI (Partido Comunista de Italia), uno de los más influyentes en Europa.

En noviembre de 1908, tras un período de inactividad de tres años alejado de la primera plana política y social de su país, su nombre apareció en los titulares de la prensa de todo el mundo por haber matado a su mujer durante un ataque de enajenación mental. Considerado por las autoridades médicas que le trataron como un enfermo mental, Althusser fue recluido en varios establecimientos psiquiátricos, donde permaneció hasta su muerte, ocurrida como consecuencia de una embolia cerebral irreversible.

Filósofo francés nacido en la ciudad de Birmandréis, un barrio de Argel en la actualidad. De padre alsaciano, hizo sus primeros estudios en Argel y el bachillerato en Marsella, dónde llegó a ser catedrático en el Collège de France. Con 18 años llega a Lyon e ingresa en el Lycée du Parc, siendo alumno del filósofo Jean Guitton. Por entonces era un fervoroso católico y militante de la Jeunesse Etudiante Chrétienne. Luego ingresó en la prestigiosa École Normale Supérieure en París, de la que sólo iba a arrancarle la locura. En 1939 cae prisionero por los alemanes en Vannes y pasa cinco años en un campo de concentración, pero termina internado en un psiquiátrico en 1947, tras haber dado signos de desequilibrio mental después de su cautiverio. Es el primero de una veintena de internaciones más. En 1948 terminó sus estudios en la École Normale con el título de agregado de filosofía y se afilió al partido Comunista Francés. Por esa época era asimismo discípulo del epistemólogo Gaston Bachelard. El reconocimiento internacional le llegó tras la publicación de La revolución teórica de Marx (1965), seguida de Para leer El Capital en ese mismo año. En estos escritos cuestionó la interpretación dominante del marxismo, relacionada con temas humanistas y hegelianos. Frente a esta concepción, propuso una lectura del marxismo en términos estructuralistas. Trabó una profunda amistad con Michel Foucault, al que influyó en su afiliación al partido comunista. Althusser fue esencialmente un duro ideológico, que desafíó la suavidad política e intelectual de su alrededor. Los últimos años de su vida padeció de inestabilidad mental, lo que le llevó a asesinar a su esposa en 1980. En sus últimos años era habitual verlo asistir, con su inseparable impermeable y su habitual gorra, a los entierros de otros amigos filósofos que habían tenido un final trágico como el que él mismo tendría. Murió en 1990 a los 72 años de una deficiencia cardíaca en el centro psiquiátrico de La Verrière (Francia).


Este trabajo se inició meses antes de la muerte biológica de Louis Althusser en 1990 y como homenaje a su papel determinante en el pensamiento y en la acción de toda una generación. Ensayos posteriores, mucho más elaborados y sobre todo, mejor autorizados, así como sus dos textos autobiográficos reunidos en un solo volumen bajo el título "El porvenir es largo", han convertido lo que sigue en una reliquia de factura casi escolar, cargada sin embargo de una profunda admiración hacia cierta época. Aquella que, sin resultar exagerado - o quizá sí -, merecería llevar su nombre propio, Louis Althusser.

Nada de lo que sigue es de mi propiedad como nada de lo que hay es de nadie; nada es original, como sólo Dios sabe. Es el resultado sin duda fracasado de reunir en un solo texto ensartado por la pura fecha, cuanto tuvo que ver con el nombre propio Althusser. Incurre desde luego en el error humanista, como todo intento biográfico. Más si el concepto de círculo no es circular ¿por qué mi acercamiento al sujeto-pensamiento Althusser habría de ser "althusseriano"?

Junto a los grandes y graves apartados clásicos de vida, obra, opiniones, que aparecen en toda biografía que se precie, he situado el microcosmos de objetos in-significantes (el geranio del alféizar y el tabaco negro) y las anécdotas tontas, banales (el regateo y compra de cerámica en Barcelona) que han tenido (por) sujeto como cruel realidad a Althusser. No he proyectado un ensayo del aporte suyo ni una divulgación de su esperada verdad. Renuncié a todo cometido de valor: aposté por un divertimento en torno a personas, época, colores, formas e imágenes, en fin, superficie sin fondo ni contornos. Puro adorno. Entre esos objetos destaca la UJCml, y la exagerada amplitud que se dedica aquí a su génesis y comienzos responde a la consideración de que esa organización representó la prolongación biográfica - casi corpórea- en otros, del mecanismo Althusser.

Y puesto que la insuficiencia de datos me impidieron en su día elaborar con (sufi)ciencia una auténtica biografía, me conformé o me habría conformado de haber finalizado con seriedad mi experimento, con describir ciertas "atmósferas": la de la intelectualidad parisina en los 50 y 60; la de la ENS de Ulm; la de cierta juventud "inmadura" para hacer su mayo, pero sí su proyecto de partido: la UJCml; la de una utopía teórica que consistió en relacionar con todo el peso del rigor, filosofía, ciencia y política; la de la efervescencia generada en torno a las potentes revistas teóricas de entonces, como La Pensée o Tel Quel.

El otro es el placentero libro sobre Foucault de Eribon, ese poeta de la mirada que logra con aparente facilidad y felicidad construir libros bellos. Así como aquel me proporcionó datos que hacían ver que jamás podría haberlos obtenido por mis medios, quizá porque nada tenían que ver con su texto y sí con los mil testigos del "viejo Alt" - por ejemplo, los polvorones que llevaba Guitton a Althusser -, este otro libro, el de Eribon, "pisoteó" la intención larvada de mi proyecto: el decir de un entramado de nombres y enseñanzas intelectuales en la Francia de posguerra que en torno a instituciones como la ENS de la rue d'Ulm o el Collège de France, sobre líneas de fuerza del pensamiento, confluyen en ciertos nombres propios de mi confesada querencia: Althusser pero también, Lacan, Barthes, Derruida, Deleuze y la síntesis, Foucault.

Eribon lo ha conseguido. Logra transmitir la atmósfera, casi el aroma de esa época a la que me refiero. Y yo me descubro. Acepto mi derrota sólo disculpable al entender que nada había sido escrito antes; que nadie había recuperado la última época de existencia de titanes... los titanes del pensar. Tras la lectura de sus páginas iniciales fue honrado abandonar mi propósito de biografiar a Althusser y, al margen de recopilar como amanuense todo lo que se dijera de él, utilizar el material como homenaje en algún trabajo de (im)pura iconografía y en términos de juego y de puro gasto.